viernes, 29 de enero de 2016

EL MACHISMO QUE NO SE VE (DOC)

http://www.rtve.es/alacarta/videos/documentos-tv/documentos-tv-machismo-no-se-ve/3191698/


Principios del siglo XXI en España Una media de 70 mujeres al año son asesinadas por sus parejas. Las estadísticas oficiales dicen que un 12,5 % de las mujeres mayores de 16 años sufre violencia física o sexual y que una de cada cuatro adolescentes padece violencia sicológica. ¿Por qué una buena parte de los adolescentes y jóvenes que ha crecido en la igualdad de derechos para hombres y mujeres no identifica las conductas machistas. Qué peso tienen aún los estereotipos de género o el mito del amor romántico. Cómo se está resolviendo la división sexual del trabajo. ¿Quién está asumiendo la responsabilidad de las tareas domésticas y los cuidados ¿Qué tipo de machismo nos queda? Es un machismo que no se ve, o que quizá no sabemos ver... El machismo se ve en cada día y en cada momento, en cada lugar y en cada esquina. Lo que ocurre es que no lo identificamos como machismo. Hemos aprendido a vivir, a convivir con él, y solamente cuestionamos determinadas expresiones cuando consideramos, en este momento, que son excesivas. Lo que hoy cuestionamos sin ninguna duda hace unos años era completamente normal. En nuestro país, formando parte de Europa, por lo tanto de Occidente, las libertades elementales y básicas de las ciudadanas, están aseguradas. Otra cosa es que en el terreno de las costumbres todavía no estén impedidas actividades, maneras de juzgar, modos de presentarse, intromisiones constantes en la libertad y en la vida de las mujeres. Los significados y los sentimientos, las emociones, son aspectos mucho más difíciles de cambiar. Y por lo tanto cuando nos sorprendemos de que los adolescentes actuales reproduzcan ese tipo de estereotipos y de relaciones quizá es que somos demasiado optimistas con el que ya hemos cambiado. Es una sociedad machista pero no una sociedad que afirme ni en las leyes ni en las ideas que los hombres son superiores a las mujeres. Entonces cómo es machista esta sociedad. Me gustaría poner algún ejemplo. Es machista o sexista porque es una sociedad que se vuelca en formar de manera distinta a los niños y a las niñas. Y esto lo hace con la esperanza, con la certeza de que luego vayan a ocupar funciones distintas en la sociedad y vayan a dar sentidos distintos a sus vidas. Cuando analizamos qué pasa y cómo vive la población y qué pasa en la vida cotidiana nos damos cuenta y las evidencias empíricas todas nos indican lo mismo que existe desigualdad entre los hombres y las mujeres y por lo tanto esta desigualdad lo que nos sitúa es en un contexto de seudoigualdad. Hay una igualdad de discurso pero no de práctica. Es un tema importante, habría que hablarlo más y concienciar a la gente para que no pasase tanto. Pero, no sé, los profes no lo hablan, solo lo hablan cuando vienen a hacer charlas o conferencias. Para sostener una sociedad desigual tienes que utilizar la violencia. La violencia en sentido amplio, no solo la violencia física. A veces la violencia no es física sino que es otro tipo de violencia. Funcionaría de la siguiente forma, en este triángulo o pirámide, siempre de menor a mayor intensidad. En la base tenemos las ideas. Qué ideas son las que sustentan esta estructura de poder y de violencia. -Creerse más que la mujer. -Creerse más que la mujer, más listo, más fuerte, más inteligente, ¿eso qué idea es, cómo se llama? -La idea machista. -Machista, machismo. Es la ideología que sustenta esta estructura de poder y de violencia donde un grupo ejerce el dominio sobre el otro grupo Yo al ser jugador de fútbol aquí en mi ciudad, cuando te arbitra una chica, una chica árbitro, lo ves raro. Y tus compañeros lo ven todo raro. Y el público se mete con ella. Cuando hay un fallo, los insultos... Tú estás jugando y lo escuchas, a los padres decir “mujer tenías que ser”, cosas de estas. Los que tenemos un poco más de cabeza, que ya somos un poco más maduros, nos enfrentamos a los padres, diciendo “oye, por favor, que estamos jugando, que está haciendo su trabajo” y le damos la mano como si fuera un árbitro normal y corriente. Lo que hay gente que es muy cerrada y que no, que la mujer tiene que estar, que no puede jugar a fútbol, no puede ser árbitro y no puede hacer las cosas de los hombres. -Seguimos, violencia psicológica. Eres tonta, no sirves para nada, mira cómo vas vestida, fíjate con quién sales, enséñame el móvil a ver qué te dicen tus amigos o tus amigas ¿os suenas estas cosas? -Sí Entre los adolescentes, este tipo de violencia psicológica funciona a través del control. Yo hace mucho tiempo estuve con una pareja que a mí esa pareja no me tenía mucho respeto y eso. Estuve tres años pues intentando alejarme de él pero no podía, siempre venía conmigo o me buscaba. Cuando yo mejor estaba siempre me buscaba. Y mi madre se enteró de cómo yo estaba, estaba mal, y mi madre vino y me dijo "deja de ir con él, y yo no quería porque le quería demasiado, pero fui a psicólogos y todo, y los psicólogos me ayudaron. Los celos dicen que son una prueba de amor pero eso lo veo como ya... A lo mejor un celo de no vayas con ella porque sabemos cómo es, si sé que te puede llevar por otro camino y eso... yo eso lo veo una prueba de amor pero celos de “dónde estás, con quién estás, por qué, por qué no te has venido conmigo, yo eso ya no lo veo de amor, eso lo veo de egoísta. No hay que ser celoso, celoso. Uy, has mirao, uy que te han mirao... Pero algunas veces pues, sin querer, de dentro se te escapa, de decir “qué haces”. Porque yo sí lo reconozco que soy un poco celoso, por celos, por miedo a perderla y ya está. Dónde acaba la influencia saludable, la influencia legítima en una relación de intimidad y dónde empieza la violencia de género. Es difícil de precisar. Sobre todo, porque hemos transmitido una idea del amor que se crea hace 200 años que es la idea del amor romántico. La idea del amor romántico tiene algunos elementos maravillosos que podemos conservar, como por ejemplo que el amor es importante, que en el amor te tienes que fijar en aspectos profundos de la persona. Perfectamente, esas ideas son compatibles con la salud y con la igualdad. Pero hay otras ideas que no lo son. Por ejemplo, “quien bien te quiere te hará llorar” No, quien bien te quiere no te hace llorar, te hace sentirte bien. Otra idea muy peligrosa: por amor hay que estar dispuesto a darlo todo. ¿Incluso soportar la violencia? No. Por el contrario tendríamos que transmitirles que amor y violencia son incompatibles, como reconoce actualmente nuestro código penal. Es la idea el mito del amor romántico que está construida sobre una referencia cultural. Los celos, que son el argumento principal para actuar de ese modo, los celos no son amor, los celos son control, el amor es confianza y la confianza significa que cada una de las personas se muestre tal y como es en la relación y a partir de ahí interaccionar. Pero esa idea de que yo tengo que controlarte y que tú me tienes que controlar o decidir por mí porque eso es demostración de amor es una construcción cultural. Nos venden mucho en los medios de comunicación y en los productos culturales que amar es sufrir. Y lo que queremos es desmontar esa asociación tan perversa entre amor y sufrimiento. Por ejemplo desmontar ideas como... “los que más se pelean son los que más se desean”. También esa idea de que... “quien bien te quiere te hará llorar”. Son justificaciones a procesos de dominación, basados en la violencia, que de alguna manera no nos están ayudando en nada. Nos juntamos para hablar del amor romántico, para desmontarlo, para analizarlo, y hacemos un doble trabajo en el ámbito político y social, y también en el ámbito personal. En las charlillas que doy hablo de la Cenicienta. La mujer estaba ahí sometida a una explotación laboral. Podríamos llamarlo así... Porque decía que estaba cansada de limpiar chimeneas y tal... Y la tipa, en vez de decir: bueno, ahí os quedáis, yo me voy, me alquilo un piso con las amigas, me busco un trabajo, estudio algo para ver si puedo mejorar, en fin... Pero lo que Cenicienta decide es esperar al príncipe azul y la salve y le solucione la vida y le resuelva sus problemas, que es muy cómodo. El mito de la media naranja creo que es uno de los mitos que más daño nos ha hecho a nosotras, a las mujeres. Esta idea de que tiene que haber alguien, aunque sea en Japón, que se complemente con nosotras a la perfección, como una cremallera. Todos los productos culturales nos siguen vendiendo la idea de que el amor es la salvación y también es la solución a todos tus problemas. Por ejemplo Cenicienta, ¿no? Cenicienta lo que hace es esperar, esperar a que alguien le resuelva la vida, esperar a que alguien la saque de ese pozo. Se nos sigue mandando esta idea de que si esperas, si tienes paciencia y te mantienes guapa, alguien te puede salvar. De alguna manera esos mensajes calan mucho en nosotras, porque nos lo venden con una música muy bonita, con actrices muy guapas y con personajes que se rinden ante el amor. Violencia física. No solo hay hombres que se creen en el derecho, se sienten superiores a las mujeres, ya les va bien que en esta sociedad pues ellas tengan menos oportunidades, ejercen el control o la violencia psicológica sobre ellas, sino que incluso se creen en el derecho de maltratarlas físicamente cuando ellos lo consideran. -La violencia física que viene por parte del hombre hacia la mujer es para tener el control, para hacer que esa mujer le respete, o algo así... Porque tú tienes una idea de lo que es ser hombre y vivir en pareja, y como entiendes que ella vale menos que tú, no la vas a respetar, puedes llegar incluso a maltratarla, para mantenerla, para que no se vaya más allá de lo que... -En este aspecto de la violencia física, si una mujer pega al hombre ya no se ve tan... es como bueno, algo habrá hecho ese hombre... -Sí bueno, el problema... Sí, siempre sale el tema. Qué pasa con las mujeres que pegan a hombres. Las mujeres, la violencia que acostumbran a ejercer es más de tipo psicológico que físico, porque entre otras cosas no tienen tanta fortaleza. Hay casos. Puede haber algún caso de que alguna mujer haya maltratado a un hombre. Pero según las estadísticas, el 98% de los casos es una violencia que ejercen los hombres hacia las mujeres. Hay un 2% de esta violencia femenina hacia los hombres, pero es un 2%. Para que os hagáis una idea en 10 años, desde 2004 al 2014 en España, no estoy hablando de un país lejano, estoy hablando de éste, datos oficiales, porque hay gente que dice que es mucho más, aproximadamente, número arriba y número abajo, 700 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o ex parejas. -Recuerdo un caso al terminar una conferencia se me acerca una mujer mayor y me agradece que fuera a ese lugar a dar la conferencia y de pronto se queda así como un poco insegura y me dice: no vaya a pensar usted que yo he venido aquí porque mi marido me maltrata. No, no, yo no pienso nada. No, no, es que quiero que quede muy claro que yo he venido aquí porque a mí este tema me interesa mucho, a mí, mi marido nunca me ha puesto la mano encima. Y me dice: claro, que yo tampoco le he dado motivo. Luego si un hombre maltrata a su mujer y a su pareja es porque ella ha hecho algo que merece esa corrección violenta. Todavía en la sociedad, pesa mucho, esa referencia sobre lo que la mujer hace o deja de hacer. Yo tengo varias escenas en las que suelo interpretar el papel de hombre dominante, de machista que no llega a agredir pero se nota claramente su dominación a la mujer. Desde las escenas pequeñas de micromachismo a otras en las que llego a justificar que porqué no se puede levantar el tono de voz en una discusión, o porqué no le voy a poder mirar el móvil... o porqué no voy a poder controlar a sus amigos si tengo celos de ellos... Pero qué problema hay con que yo sea el que mande. Si ella no sabe cómo hacer las cosas, tendré que enseñarle ¿no? A veces, sube el tono de voz para decirme algunas cosas, y yo sé que no está bien pero que... Algo habré hecho mal ¿no? Es normal que si algo no le gusta que se enfade. Eso nos pasa a todos. Las parejas se pelean. Y eso no significa que se quieran menos. Y si alguien dice lo contrario, miente. Y por qué no se puede levantar el tono de voz en una discusión. Yo no grito realmente. Es mi naturaleza, soy un hombre. No le digo nada a mi familia. Ni a mis amigos. Porque aunque pretendan ayudarme no paran de presionarme y eso me incomoda. -Ya le he dicho una y otra vez que los problemas tenemos que solucionarnos entre nosotros. -Los demás no tienen porqué entrometerse. Tiene que ser así. (ES LO NORMAL) Empieza desde lo más elemental, desde un gesto, una mirada, un silencio, cosas que, poco a poco, es como una bola de nieve, poco a poco, poco a poco. Y entonces llega la tragedia. Y entonces la tragedia es lo que se nos muestra. Cuando ya ocurre la tragedia O cuando nos damos cuenta de que nuestra amiga ha pasado por todo eso porque es que llega a un punto que es que ya es demasiado evidente. Pero bueno, y detrás de todo eso qué hay. Hay mucha trayectoria que se debe mostrar, se debe conocer para poder tratarla. Tengo muchas inquietudes, muchas ideas, veo las noticias y construyo mi propia opinión y luego digo: y esto a quién se lo cuento. Y entonces, te encuentras con iniciativas así y la verdad es que es genial porque encuentras a gente joven como tú, madura, dispuesta a hablar y a hacerlo todo, además como se hace, muy ameno, desde el humor, desde el teatro, desde el arte... -Luz de ensayo por favor... La primera figura que marcamos en la escena musical está aquí. -A mí no me repliques A mí no me repliques, y la coges, pero no la zarandees tanto es que tú haces una cosa... una cosa rara aquí... Es muy difícil meterse en el papel de una persona que maltrata, sobre todo cuando yo soy un chaval muy tranquilo, que no tengo carácter, y me cuesta mucho pero... me pongo en la situación de decir qué haría yo si tuviera esa personalidad tan déspota, tan de llegar a ese nivel. -Tú vas sobrao. A mí no me repliques. Es esto: a mí no me repliques. Y cuando llegues al final que no sé cuál es la frase que dices al final la vuelves a coger y no antes. Una, la coges. Y la última frase, la segunda, la tiras -Vale... Cariño no entiendo porque... -Cariño. Párate, toma aire. Cariño, no entiendo porqué hemos tenido que pasar a ver a esa gente. -Es que son mis amigos. -Son tus compañeros de clase, a los que hace mucho que no ves y que ni siquiera te llaman para preguntar cómo estás. -Pero es que yo quería verle. -Cariño, no puede ser que siempre hagas lo que a ti te dé la gana. -Pero Luis si siempre hacemos lo que tú dices- -A mí no me repliques. Además me he dado cuenta de cómo te miraba ese amigo tuyo. -¡¿Quién?! -No te hagas la tonta. Al final todas sois iguales. Os gusta tontear con todos los tíos. -Pero qué estás diciendo. -Digo que sois unas zorras. -Luis, te estás pasando. -¿Soy yo el que se está pasando? ¿Me vas a decir tú lo que está bien y lo que está mal? ¡Tú no sabes nada! ¡Tú no sirves para nada! Es bastante bonito porque además de hacer nosotros, de protagonizar las escenas también hemos sido nosotros las que las hemos creado. Los estudiantes comiendo juntos y comentando escenas Vamos a ver si me sé yo el de Gabino. Quien empieza hablando ¿tu? -Cual, ¿el de que me pide matrimonio? -Ah, ese... -Cariño, ¿quieres casarte conmigo? -Pero qué haces, ¿cómo va a pedir una mujer matrimonio a un hombre? -Uy es verdad, qué tontería, cómo he podido pensar eso... -Aunque mira, ya que estoy aprovecho: cariño, ¿quieres casarte conmigo? -Uy sí, cariño, por supuesto, tú sí que eres un hombre. -Es decir, nosotros hemos hecho improvisaciones y a partir de ahí el director las ha ido creando sobre el papel. Y ya nosotros pues les hemos dado forma le hemos dado nuestra personalidad. Le hemos aportado nosotros lo que veíamos más conveniente. Un día llegamos, no sentamos. ¿Sabéis lo que es el micromachismo? Nos quedamos algunos... qué es eso... Empezamos a comentarlo y la verdad, dijimos todos, es que la verdad, todos tenemos ejemplos, de micromachismos, de nuestra vida cotidiana, de nuestras amistades, de nuestros familiares teníamos ejemplos... - Dame, dame, que ya me encargo yo. - Claro, ¿piensas que lo haga yo? - Desde luego que no, ¡no serías capaz! Cuando salimos a las discotecas las chicas y vemos esas ofertas de: venga, chicas y copas gratis, pero chicos 10 euros para entrar a una discoteca. Pues bueno eso es un poco raro, si tú no tienes que pagar para entrar y consumir un producto es que el producto eres tú realmente... -¡¿Pero cómo vas a pagar tu?! - (todos) Camarero, la cuenta por favor Vas por la calle, por ejemplo, y cualquier hombre pues te “chista”: ¡ey, qué, pa donde vas! Cosas así, a mí realmente, me molestan. No me agradan son cosas que... - Tiene usted muchas posibilidades de sufrir acoso laboral. - Bueno, es lo normal ¿no? - Pues allí está su oficina, puede empezar hoy mismo - ¡Adelante! Los chistes también degeneran. ¡La mujer! ¡Cómo van a conducir bien las mujeres! ¡Las mujeres conducen muy mal! Siempre esos tópicos, que tan bien tenemos inculcados hoy en día, han hecho mucho daño, realmente no somos capaces de salir de ahí. -He aprendido y me he dado cuenta de lo realmente asumido que está el machismo y el dominio sobre la mujer, pero por parte de los dos, por parte del hombre y de la mujer. - Yo he limpiado toda la casa, he fregado los platos he hecho la compra... - Vale, sí, sí. Pero ¿y la comida...? - Enseguida te la preparo - A gracias, cariño. - Te quiero. - Y yo a ti. .Son muchos detalles, muchas palabras, que se nos escapa y no debería ser así. -Las nuevas generaciones son las que tendríamos que cambiar esto. Bien, empezamos, sin música y luego lo marcamos todo con la música ¿vale? -Los micromachismos están ahí y son aceptados por la mayoría de nosotros como algo normal y cotidiano, algo a lo que no le damos importancia -No nos damos cuenta. -No lo vemos. -O no queremos verlos. -Y sin embargo, muchas parejas conviven con ellos. -Se aceptan estas conductas. -Y lo que es claramente un abuso por parte del hombre acaba siendo normal -Incluso romántico. -Perfecto e ideal. -¿De verdad, quiero seguir así con mi pareja? Yo creo que lo que sucede con los micromachismos, o lo que nosotros hemos llamado micromachismos es que son situaciones muchas veces tan asumidas que a nosotras mismas nos cuesta darnos cuenta de que eso que nos sucede es algo importante, es algo grave, es algo que quizá merece la pena ser compartido, o ser contado. Nos llegan muchísimos casos de hostigamiento callejero en diferentes grados, desde piropos, comentarios, persecuciones callejeras, episodios mucho más graves. Pero eso llega muchísimo, y luego también muchísimas quejas por la imagen de las mujeres en la publicidad. Hay muchísima gente que se queja de cómo se siguen reflejando roles muy antiguos, modelos en que el hombre lleva la voz cantante y las mujeres son un mero objeto o la mujer parece que forma parte del atrezo, más que un actor principal. Este es el primer tuit que llegó para denunciar los mensajes que había en la ropa. La ropa de niño estaba identificada con un mensaje de “ser inteligente como papá” y la ropa de niña era “ser guapa como mamá”. Muchísima gente se enfadó, muchísima gente mostró su descontento. Y al final Hipercor anunció a las pocas horas que retiraba esa ropa. Sí, creo que es un éxito. El ver la presión, también, de la gente que se puede hacer a través del blog, a través de la cuenta de twitter, para que las empresas se den cuenta de que al final esto tiene una repercusión, ¿no? Vete a una juguetería. Cuando veas todos los juguetes bélicos, de guerra, porque son pistolas, son espadas, son robots, son monstruos... para los niños. Balones de fútbol, disfraces de fútbol... Para la niñas, muñecas sexualizadas, híper sexualizadas, cocinitas, más muñecas, todo rosa, para ellos todo azul. Pero esto ¿qué es? Esto es decir: vamos a fabricar niños de una manera y niñas de otra. Y esto es lo que podemos llamar que es una sociedad sexista. Porque está determinando las capacidades, los comportamientos y las elecciones de personas según su sexo. Les está encaminando: tú por aquí y tú por allá. No hace falta ser pedagoga para saber que el juego es determinante para aprender normas y valores para los niños y las niñas en toda sociedad. Desde pequeño te enseñan que las niñas con rosita princesa y los niños más lucha ¿sabes? Como que lo niños tienen que ser más fuerte y las mujeres más flojillas con las princesas y los amores... -Y por ejemplo, a una niña pequeña, A un niño pequeño le dices: ay, qué fuerte eres, no sé qué. Pero a una niña no le dices ay, qué fuerte. Le dices, ay que guapa, pareces una princesa, no se les dice lo mismo Los padres, ya por ideología de tiempos atrás, los padres trasmiten esa idea a los hijos, creo yo. En mayor o menor cantidad pero... -Los padres, en la escuela, en los medios de comunicación, en la religión, hay un montón de sitios donde esas ideas se van trasmitiendo. Si mi hijo quiere jugar a la comba o a hacer baile, o mi hija jugar a fútbol yo le voy a apoyar porque es mi hija, y tengo que ayudarla a que... que no se sienta inferior ni superior a nadie. Una niña puede llorar, un niño puede pegar y enfadarse. Y estas expectativas se convierten en una segunda piel, que no vemos, no somos conscientes de esta segunda piel, se ha creado... a través de todos los escenarios, de todas las interacciones, que forman ya parte de lo que somos, de lo que somos psicológicamente, de lo que somos socialmente, pero también de lo que somos biológicamente. Y además se convierten muchas veces en expectativas que se cumplen automáticamente. Si un niño cree que no puede jugar con muñecas, que no puede cuidar a personas, que no puede atender a su hijo cuando es un bebé, aunque inicialmente no tuviera ningún fundamento biológico ni psicológico, esa expectativa, esa profecía acaba haciéndose realidad. Es una construcción cultural que nos moldea como sujetos en un proceso básicamente inconsciente en los primeros años de nuestra vida. Y por lo tanto nuestra personalidad, formada en este marco cultural, tiene margen de cambio, sí, pero no es un cambio ni tan evidente, ni tan automático, ni tan racional, y aquí creo que muchas veces está el límite de las políticas de género y de feminismo, porque damos a entender que si yo mando un mensaje y la gente lo entiende racionalmente ya acabará la problemática. Si yo te digo: esto es maltrato, no lo hagas. Pensaré, bueno, la gente lo entenderá y lo cambiará, pero la cosa no va así. Porque muchas veces los significados, nuestros deseos, lo que nos apetece, lo que nos pone, está en gran parte marcado por estos deseos inconscientes que se escapan de la racionalidad. De alguna forma, las personas somos mucho más que hombre, mujer, heterosexual, lesbiana, gay, trans... Somos seres únicos, singulares, pero como seres sociales necesitamos abrazar una categoría que dé sentido y que a poder ser esté reconocida socialmente. Pero al final, las personas somos mucho más. Y en este sentido podríamos afirmar que de hecho la misma expectativa y exigencia de reproducir la identidad de hombre y de mujer es una forma de violencia, porque de las muchas formas de sentir, de expresarnos, de desear, de estar en el mundo, nos limitan a encajarnos en una caja o en otra. En vez de poder explorar nuestra forma única de estar en el mundo. Los estereotipos, en realidad estamos hablando de los estereotipos. No lo que nos gustaría que fuera, si no qué estereotipos hay sobre lo que es ser un hombre o sobre ser una mujer. -Trabajar... -¿En casa o fuera? -Las dos. -Qué más. -Ocuparnos de los niños. -Ocuparse de los niños... -Cocinar y limpiar -Cocinar, limpiar... ser hacendosa ¿no? Qué más... -Ser alta, delgada y guapa... -Ser guapa y delgada... la belleza... Chicos, ¿qué es un hombre de verdad? No lo que a mi me gustaría ser. ¿qué es lo que se valora como hombre? -Pues un hombre que respeta a las mujeres, que les ayuda, que las comprende. Vale, esto está bien, es estupendo, pero en nuestra sociedad tú crees que eso es lo que más se valora de ser un hombre. -Depende -En la sociedad yo creo lo que más se valora de un hombre es que sea fuerte, no llorar por ejemplo, -Fuerte, no llorar... No sé, yo a eso... a mí me da igual lo que digan, porque yo tengo miedo como todo el mundo a algunas cosas, y algunas veces pues lloro como todo el mundo, yo creo que eso siempre se ha dicho pero eso no es realidad, todo el mundo llora, vamos, eso seguro... -Sí que he visto “3 metros sobre el cielo”, he visto “Crepúsculo”, todo eso... Pero más que nada mejor no contarlo porque como lo cuentes a tus amigos que has ido con la novia o con una amiga a verlo ya te tratan como el marica, ¿sabes? ¿Qué haces viendo eso tío, no sé qué? Y te meten la cruz ya en clase, y dirán: ah pues este, mira, vio el otro día esto y se puso a llorar en el cine viendo esta peli y como lo cuentes ya, date por perdío ya, porque ya no te tienen respeto ni nada igual. -Qué ocurre cuando alguien hace cosas que no encajan con su vestido... rosa o azul, por ejemplo cuando una chica juega al fútbol... La marginan o qué le dicen... -Lesbiana, marimacho -Cuando yo tenía vuestra edad, hablar de sexo o tener muchas novias era como... el rey de la fiesta ¿no? El don Juan, el que... era el líder del grupo, ¿sí o no? -Ya ves. Pero si una chica está con muchos chicos es una... puta -Exacto, la misma cosa, el ligar, o el sexo para unos tiene un valor en positivo y para otras tiene un valor en negativo. También eso es problema de las dos partes, porque también entre ellas se dicen cosas así. -Sí, claro, entre nosotros mismos, nos limitamos. Si alguien no se comporta como se espera el mismo grupo te va a machacar. Eso es como funciona esta socialización o este esquema. Yo miro a todo el mundo y todos vamos igual, con los pantalones justos, el pelo largo y una camiseta ajustada Todos vamos igual. No puedes cambiarlo, sería muy difícil cambiarlo. Si a lo mejor yo quiero ponerme unos pantalones anchos me los podría poner una vez pero ya no, porque te pueden hacer llorar de lo que te pueden decir, te pueden hacer daño. Yo no me siento fuerte para cambiar una cosa. Yo sola no. A lo mejor con otras personas poniéndonos de acuerdo pues sí, pero yo sola no puedo. Ser hombre y mujer, al final lo que es, es serun ideal. Un ideal marcado culturalmente que intentamos alcanzar, pero nunca llegamos. A partir de nuestras características sexuales se nos atribuye que tenemos que identificarnos y comportarnos según unos determinados estereotipos. Pero de alguna forma nunca llegamos a habitar completamente este género. Porque siempre está en riesgo. Siempre puede haber un movimiento de mano, un deseo, un sueño erótico, que de repente trastoque nuestra idea de lo que se supone que deberíamos ser, saber hacer o desear, por ejemplo. Vamos a hacer un ejercicio para visibilizar en este grupo qué tipo de chicas, que tipo de chicos hay. Aquí hay una línea continua que va hacia el otro extremo, que estaría aquí, que estaría la mujer no tradicional, que es lo contrario de aquella, y aquí no os quiero dar ninguna pista, quiero que penséis vosotros, qué significa estar aquí. Cuando queráis... Bueno, dónde estarían vuestras madres. Poneros dónde estaría vuestra madre. -Aquí... -Ha cambiado un poquito. No mucho pero ha cambiado un poquito. Ponte, ponte. Y vuestras abuelas, hacer un mix entre vuestra abuelas, a ver donde... -Mi abuela aquí... -Vale, antes, hablábamos de la perspectiva histórica. Vuestras madres ya han hecho un cambio respecto a las suyas, pero vosotras hacéis otro más. Pues eso es lo importante a ver. Ahora poneros en vuestra posición. A nivel histórico vemos cómo las mujeres, ya no quieren este papel de mujer tradicional, ama de casa, exclusivamente. El problema es que muchos chicos están buscando todavía esto. Mujer que ya no está. Y aquí es donde vienen los problemas. Buscas una mujer que ya no existe, porque ellas están ahí. Entonces, ahora vamos a preguntar por qué os habéis puesto aquí... -No sé, es que quiero tener cosas de aquí y cosas de allí. Es que no quiero ser solo una cosa. -Vale, tú buscas un equilibrio, me parece bien... Cuando acabéis los estudios, qué querréis hacer, quedaros en casa o trabajar. -Trabajar -La mayoría. ¿Y por qué queréis trabajar? -Para ganar un sueldo. -¿Solo por un sueldo? -Para que no te tengan que mantener -Yo quiero ser una mujer independiente yno tener que depender de nadie, poder trabajar por mi misma y pagarme mis cosas, que no tenga que tener un marido que trabaje para mantenernos a mí y a mis hijos. Yo lo que creo es que el viaje es hacia empoderarse, conquistar el poder, el poder significa... no es el poder real, que también, sino el poder de uno mismo, el poder decidir por una misma, poder decir aquí estoy yo, esto es lo que yo quiero hacer en mi vida. Y si tú quieres acompañarme, sea quien sea, pues bien, ser una persona independiente y autónoma... Qué está ocurriendo, que las chicas están cambiando, las chicas jóvenes están cambiando y cuando se encuentran con hombres con los que la situación se traduce en violencia, en control, en algo incómodo, en algo que no satisface sus expectativas, pues dejan la relación. Y es lo que estamos viendo, que hay un incremento incluso de la violencia. Hemos pasado de 2006, con la macro encuesta que se hizo, que eran cuatrocientos mil casos al año, a más de setecientos mil con la macro encuesta de 2015. Y esa situación se está potenciando incluso en la gente más joven ¿por qué? Pues porque ser hombre fundamentalmente es no ser mujer. No está muy bien definido qué es ser hombre y la identidad por contraste ha jugado mucho a favor de la identidad masculina. Porque si ser hombre ya no es ser como tú y tú ya no eres como eras, qué soy yo ahora. Y si encima todo ese cambio se traduce en que te pareces más a lo que yo considero que tengo que ser todavía me pierdo más, entonces hay una desorientación en muchos chicos. Y cómo lo están resolviendo algunos de ellos, pues retrocediendo sobre posiciones seguras, como marcaba la tradición, la costumbre, como ha señalado el tiempo, y en esa posición más retrógrada, más anterior, recurrir más a la violencia, intentar controlar la situación, someter a la chica a su dictado, a su criterio, a través de la violencia. Los chicos, lo mismo. Qué mentiroso. -Aquí están diciendo que mentiros. -¿Cambiaríais a alguien? ¿A quién? -Al Javi. A él, al de la chaqueta gris. Y el Dani también -Vale, vamos a ver si ellos están de acuerdo o no... Él no sabe porqué lo ponen aquí. ¿Tú por qué crees que te ponen aquí? -No sé, han dicho porque soy machista pero no lo soy. -¿Y porqué decís que es machista? Porque siempre dice: las mujeres a fregar y cosas de esas. -Y ¿es así o no? -Algunas veces sí, pero de broma... -De broma... -Bueno pero las bromas tú sabes que a veces construyen realidades ¿no? ¿Os molesta que os digan eso? -Sí -Bueno, pues igual hoy has aprendido algo: que les molesta que le digan eso. Igual a partir de ahora no lo vuelves a hacer ¿no? -Yo me he puesto aquí porque de lo que has dicho que tiene que ser un hombre, por ejemplo, fuerte, no llorar, trabajar, ganar dinero, yo por ejemplo, pues esos aspectos, pues los quiero tener. Pero otros, por ejemplo, tener que mantener a tu mujer y que te tienen que hacer ella todo, pues eso no. Yo creo que estáis dando pasos, quizá más lentos que ellas, creo yo, esa es mi opinión, pero también damos pasos los chicos... -En mi casa yo creo que hay mucha democracia, y todo, incluso yo sé cocinar, y sé hacer cosas que hacen las mujeres... -Yo no me he puesto ni en el medio tampoco, pero tampoco no en la forma no tradicional porque yo creo que ir demasiado hacia allá, un poco... da miedo, es que no sé cómo explicarlo, que puedes llegar a ser un poco tonto... -Tonto ¿por qué? -Que te tomen el pelo o algo, yo qué sé... Bueno, a veces nos da miedo salirnos del esquema. Por tanto es importante en este viaje de los hombres hacia la corresponsabilidad y hacia la capacidad de conectar con sus emociones. Eso es lo que tenéis que hacer, desde mi punto de vista. No es que los hombres no tengamos emociones, tenemos emociones igual que ellas, lo que pasa es que no está bien visto expresarlas ¿no? Lo que me impactó fue que todas las mujeres se fueron a la no tradicional y los hombres también. Y en realidad hay hombres que hacemos chistes, y me incluyo porque es normal, todo el mundo lo hacemos, y siempre haces el típico chiste no, aunque no tiene ninguna gracia... Me gustó ver cómo los niños de mi clase pensaban que no eran machistas cuando en verdad tienen un poco de machismo. Las parejas tienen que encontrarse. Y es muy difícil, hay muchas mujeres que no quieren ser cuidadoras, y que quieren en exclusiva digamos, que quieren compaginar el ser trabajadoras y cuidadoras por igual, pero tienen que poder encontrar a un hombre que también tenga esa actitud. Esa actitud y esa posibilidad. Porque a veces a lo mejor tiene las actitudes pero lo tiene muy difícil, tienen que enfrentarse, tiene que ser hombres muy proactivos, con un carácter muy fuerte, porque se van a tener que enfrentar a la familia, a los amigos, a los compañeros de trabajo y a los jefes, aparte de que se tienen que enfrentar a todo lo que es la cultura lo que le está marcando la política, lo que le está marcando los medios de comunicación, todo, todo le está marcando que él, en el fondo lo que tiene que ser es un proveedor y lo que tiene que hacer es cuidar pero, así, circunstancialmente, ocasionalmente, ayudar a la madre. Decíais antes, la mayoría, que yo quería trabajar y ganar dinero también como ellas, pero si solo trabajamos quién se encarga de cuidar a los niños. -A lo mejor no hay niños Bueno, puede que no haya niños, pero en el caso hipotético que haya niños... -Mi madre por ejemplo toda la vida ha trabajado y después de la guardería, por las tardes, cuando mi madre aun trabajaba me ha cuidado mi abuelo, mi tía, mi... -Claro, los abuelos hacen a veces ese papel... -Yo creo que se deberían repartir los roles que tienen cada uno en la vida, cuando uno trabaja pues el otro cuida al niño o niña. Mi madre siempre ha trabajado, y mi padre también, y yo siempre he estado con mis abuelos, cuando era pequeño, y cuando llegaban mis padres pues me iba con ellos a mi casa. -O sea, que la mayoría, lo que estáis diciendo es que los abuelos han suplido un poco ese rol de cuidador. Pero creéis que os han cuidado igual padres que madres... a ver las chicas. -A mí no, porque mi madre me ha cuidado más y mi padre siempre estaba trabajando. Hay canguros también, pero para eso hay que trabajar, tienes que trabajar, pagas al canguro que se ocupe de los niños... -Pero después, cuando el niño crezca no has tenido tanto vínculo con tu hijo, no habrás crecido con tu hijo... -Eso es lo que yo quería preguntar, ese vínculo, ¿lo echáis de menos? -Bueno, depende... Mi madre siempre ha trabajado más que mi padre y yo tengo muchísimos más vínculo con mi madre que con mi padre. -Vale, en tu caso es al revés. Pero no es lo habitual, ¿o sí? Casi todas las familias tienen dificultades para organizar los cuidados. Creo que ahí lo que ocurre es que entre que hay algunas razones que aparentemente pueden ser objetivas como que normalmente los salarios suelen ser mayores, entre que hay, algunas ciertas... no sé cómo llamarlo, improntas de género, de “tú lo haces mejor”, ese tipo de cosas, al final acaba minándose poco a poco el cierto grado de equilibrio que se había podido alcanzar y se va decantando en relativamente poco tiempo a una situación que sería parecida a la de nuestros padres, por simplificar, no. Y a partir de ahí ser normaliza otra vez todo, porque además muchas cosas de la vida cotidiana están organizadas para que las mujeres cuidéis y entonces pues no pasa nada. Entonces al final es un círculo vicioso que la única forma de romperlo es desde mi punto de vista romper claramente esa visión de indisponibilidad que se tiene en las empresas de las mujeres. Y la única forma de romperla, y además se puede hacer con una legislación relativamente sencilla, es cambiar los esquemas de los permisos. Y hacer que los permisos sean iguales. Porque no hay ninguna razón para que no lo sean, ninguna. Y en ese caso, las empresas, los empresarios, quien contrata vería que hombres y mujeres estamos igual de disponibles o de indisponibles en ese periodo de tiempo. Y también en la cultura de los hombres nos tenemos que dedicar pues por ejemplo a ir al pediatra cuando hay que ir. Yo lo hago un poco de forma intencionada. Digo en el trabajo: tengo que ir al pediatra. Aunque casi ningún hombre lo dice. No lo digo con orgullo. Lo digo porque hay que cambiar las cosas. Si no, parece que los hombres nunca llevamos al pediatra, y vamos, pero no lo decimos, porque pensamos que eso, y no lo pensamos con desacierto, que eso nos va a hacer vernos más indisponibles en el trabajo. Entonces, hay que cambiar esas cosas. Hasta que no revisemos esta división sexual del trabajo, hasta que no se redistribuyan, hasta que no haya corresponsabilidad de trabajos persistirán las desigualdades de género y persistirá el machismo, por qué, porque la división sexual del trabajo se construye en una estructura de valores que lo que hace es prestigiar el trabajo remunerado y desprestigiar el trabajo doméstico y el trabajo de cuidados. Las últimas estadísticas a nivel europeo de carga total de trabajo nos dicen que en el caso de... de las personas que trabajan a jornada completa, hombres y mujeres, la carga total de trabajo, es decir, sumar a la jornada completa el trabajo, el tiempo dedicado al trabajo doméstico y el tiempo dedicado a trabajo de cuidados, en el caso de las mujeres alcanza las 70 horas a la semana y en el caso de los hombres no llega a las 60. Por lo tanto estamos hablando de una diferencia de unas 10 horas semanales de trabajo. De ahí la importancia del tiempo, de los usos del tiempo cuando hablamos de desigualdades de género. ¿Por qué? El tener la casa en la cabeza y estar presente en el trabajo remunerado es esta doble presencia, hay dos presencias que simultáneamente forman parte de esta experiencia femenina en la vida cotidiana. Todo esto es dinámico. Si cambia una ley. De repente hacen un permiso de paternidad para los hombres de cuatro meses, la cosa se va a reducir, que no, que vamos en retroceso, que las políticas de género retroceden, pues la cosa se va... Yo soy optimista. Yo veo la sociedad en la que yo fui adolescente y la comparo con la sociedad de ahora y es menos machista; en algunas cosas, quizá en otras sí. Claro que hemos avanzado, claro que tendemos hacia la igualdad, claro que el papel de la mujer en nuestra sociedad cada vez está más presente en la esfera pública. Pero, evidentemente, las evidencias muestran que todavía hay mucha desigualdad, que todavía hay mucho machismo. Que el machismo igual, porque no es políticamente correcto, no es tan visible pero funciona de manera más invisible, los micromachismos, cómo los hombres nos socializamos y hacemos del poder parte de nuestras vidas. Y eso lo reproducimos en nuestro entorno y en nuestras circunstancias. -Cariño, que están llamando -Voy -Cariño, abre o qué... -Puedes salir tú... -No puedo, estoy ocupado No se puede ocultar eso, hay que mostrar lo que está pasando. Hay maltrato, hay agresión, psicológica y física, hay un claro dominio. Pero visto eso, vamos a intentar bajo la clave de humor, mediante la risa, mediante la exageración de los personajes, enfocar el mensaje de lo peor a lo mejor, o sea, buscando un poco esa progresión lineal, que de lo peor al final quede en lo mejor y ellos salgan del teatro con buen sabor de boca... -Pero cariño, que están llamando... -No, no se preocupe, ya hemos entrado nosotras -Pero oiga, cómo han entrado ustedes en mi casa -¡Error! -Qué pasa aquí -Según los datos que tenemos aquí, usted comparte este piso con Paloma Rodríguez. -Sí, ¿y qué? -Pues que este no es SU piso. Es VUESTRO piso -Bueno, es una manera de hablar -¡Incorrecta manera de hablar! -Está bien, cómo han entrado ustedes en NUESTRO piso -Por la puerta -Pero Paloma, otra vez te has dejado la puerta abierta... -Pero si el último en entrar fuiste tú... -¡Error! Nuevamente se equivoca. A las primeras de cambio culpa a su pareja, cuando realmente ha sido usted el que dejó la puerta abierta -Pero vamos a ver... ¿ustedes quiénes son? -Agencia Los Buenos Tratos -Pero explíquenme, por favor, qué es esto de los buenos tratos -Algo que por lo visto usted está dejando de lado. Se trata de buscar la igualdad en la pareja de la manera más honesta y respetuosa posible. -Tome aquí tiene un pack con posibles cosas que necesitará -¿un pack? -Veamos, ¿sabe usted cocinar? -Pues me lo temía, aquí tiene una sartén -¿Sabe poner la lavadora? ¿tampoco? Pues tome -¿Sabe planchar la ropa? ¿Tampoco? Pues vaya practicando... -Y aquí tiene un delantal para que no se manche mientras está ocupado en las tareas. -Está bien, creo que tienen razón, no puedo dar la espalda a los buenos tratos, trataré de hacerlo mejor... Pero no porque me lo digan ustedes, es porque te quiero a ti cariño. -Ese es mi hombre... -Muy bien... -Ah, pero imagino qué esto me costará algo ¿no? -¡Error! Todo esto es completamente gratis. -Sí, eso es lo mejor de todo, que los buenos tratos ¡no cuestan nada! Yo me siento satisfecho de dirigir y lleva a cabo este trabajo. El mensaje es, son, los buenos tratos. Es el nombre de la campaña y es sobre lo que queremos hablar. En principio planteamos una serie de situaciones que se dan, que forman parte desgraciadamente hoy día de la sociedad, pero el mensaje siempre va dirigido, al final de la obra, es los que trasmitimos, hacia el optimismo, hacia el mensaje positivo, los buenos tratos, y tratarse por igual. ¡¡Bravo!! Gracias a estos talleres, estamos viendo como los adolescentes, la gente joven, están aprendiendo a reconocer situaciones de violencia que si no son violencias físicas, no es un golpe, tampoco son buenos tratos, entonces gracias a este trabajo están aprendiendo a reconocerlos, a detectarlos y a combatirlos de alguna forma. ¿Resolverlo? No lo sé, las cifras se repiten cada año, de mujeres asesinadas por violencia machista, al menos en España, y nosotros somos un grano de arena en el desierto pero entendemos que lo que estamos haciendo se está haciendo bien, vemos el trabajo que hacen los jóvenes, vemos cómo hablan, cómo debaten y vemos luego las reacciones de los adolescentes que observan como público lo que está ocurriendo en el escenario y vemos que hay una comunicación y una emoción grande. Y ahí es donde nos dirigimos. Nuestra sociedad hoy quiere erradicar el machismo, el sexismo y la violencia de género, lo quiere profundamente. Pero con frecuencia no es consciente de la profundidad del cambio, de la dificultad del cambio. Hay una contradicción, hay una tensión muy fuerte entre lo que queremos ser y lo que somos. Lo que queremos ser es muy importante porque tenemos la capacidad, de dirigirnos a ello, de crear cultura, que los medios de comunicación informen, de que las familias hablen, de que las escuelas estructuren actividades, de que la administración les premie, les dé los recursos necesarios para ello, de que la adolescencia se rebele para cambiar y realmente ser iguales en oportunidades, en derechos, en capacidades. Pero esto cuesta más de lo que nos creemos. Si la democracia no viene de serie, la igualdad tampoco. Son actitudes éticas que hay que aprender. Si nadie te las enseña, si en tu familia no las ves, si tu grupo de edad no las comparte, si los medios de comunicación no te disuaden. Si la política no te obliga a enfrentarte a la igualdad, tenderás a reproducir lo que ves como tópico en los lugares en que te mueves. Una conducta malvada, mala, no se disuade fácilmente. Hay que estar muy atento y desde muchas esquinas, en donde esa conducta se produce disuadirla. Si toda la sociedad no se pone a disuadir una conducta obviamente la conducta se da. Incluso cuando están sumamente disuadidas se dan. El asesinato está en todos los códigos penales y no por ello deja de producirse. Se tienen que hacer cambios importantes en la educación, se tienen que hacer cambios importantes en todo el sistema. Evidentemente esto no se cambia de un día para otro, por eso hablamos que el machismo deriva del sistema patriarcal en el que vivimos y sin cambiar este sistema es difícil que podamos cambiar estos machismos diarios, con los que nos enfrentamos cada día. Yo pienso que en este momento estamos en regresión, con lo cual tenemos mucho más trabajo ahora, quizá, que hace 10 años, las mujeres. Con lo cual es importante, no bajar la guardia, y sobre todo educar, y fijaros sobre todo en lo que hay ahora con los jóvenes, con las parejas jóvenes otra vez... ¡Sin las mujeres no hay revolución! El feminismo es la tradición radicada en la modernidad que afirma que ningún sexo ha de tener privilegio sobre otro. Ni pertenecer al sexo femenino debe significar ninguna merma en los derechos, en las libertades ni en las oportunidades de un ser humano. Esto es que el sexo no tiene que castigar a un ser humano a minoría de edad en ningún aspecto de su vida. El feminismo llama a los hombres. El feminismo es verdad que ha trabajado mucho, porque es verdad que lo primero que tiene que hacer el feminismo es corregir la desigualdad y enfrentarse desde la posición individual a todo lo que es social, lo privado y lo personal es político y tienen un componente social, pero el feminismo, como dicen las feministas americanas es quien más confía en los hombres, porque piensa que pueden cambiar. Yo me considero feminista Sin feminismo no habrá igualdad y sin feminismo no habrá revolución.

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